Reivindicando la sensualidad que cambia y respira
“No estás rota. No estás disfuncional.
Estás viva. Y lo vivo cambia.”
— Amor&Carmesí
🌿 La gran mentira: que el deseo siempre debe estar disponible
Vivimos en un mundo que exige constancia, rendimiento y fuego inmediato.
Se espera que deseemos “porque sí”, todo el tiempo, en cualquier etapa, sin cansancio, sin ciclo, sin trauma.
Y si no deseamos igual que antes, la pregunta aparece rápido:
¿Qué me pasa? ¿Estoy mal? ¿Se acabó algo? ¿Me rompí?
Pero el deseo no es una máquina.
Es más parecido al clima que a un interruptor.
A veces se nubla. A veces llueve. A veces se incendia.
💬 ¿Qué es el deseo cíclico?
Es una forma natural en la que muchas personas —especialmente quienes menstrúan o viven procesos hormonales intensos— experimentan el deseo:
no como una línea recta, sino como una espiral cambiante.
💫 Algunos factores que influyen:
- Ciclos menstruales (menstruación, ovulación, síndrome premenstrual, etc.)
- Etapas hormonales (adolescencia, lactancia, menopausia, transiciones de género)
- Emociones (duelo, estrés, ansiedad, culpa, trauma)
- Salud mental y física
- Contextos (una pareja que no escucha, una rutina apática, inseguridad emocional)
❤️ El deseo que fluctúa no es menos válido
A veces tu deseo se apaga porque estás agotada.
O porque el cuerpo necesita ternura, no intensidad.
O porque el alma está herida y no encuentra espacio para el juego.
Y eso no significa que no puedas desear nunca más.
Solo significa que tu cuerpo necesita otra cosa. Y eso también es erótico:
el descanso, el cuidado, la escucha interna.
🧭 ¿Cómo acompañar el deseo cuando no es lineal?
1. Evita el juicio
La culpa bloquea más que la falta de deseo.
Cuando te dices “algo anda mal en mí”, te desconectas.
Cuando te preguntas “¿qué necesita mi cuerpo hoy?”, te abres al encuentro.
2. Observa tus ciclos
Llevar un diario íntimo —aunque sea mental— puede ayudarte.
¿En qué momentos te sientes más receptivx? ¿Qué te desconecta?
No para controlar, sino para comprenderte mejor.
3. Integra el placer no genital
A veces lo que necesitamos no es “sexo”, sino contacto.
Masajes, olores, música, aceites, piel, risa.
Eso también es deseo. Eso también cuenta.
4. Habla con tus vínculos
Si tienes pareja(s), cuéntales cómo vives tu deseo.
No como una excusa, sino como una puerta de entrada a lo auténtico:
“Hoy no quiero sexo, pero quiero que estemos cerca”
“No estoy para juego intenso, pero quiero que me acaricies”
“Estoy en una etapa distinta. Pero sigo aquí”
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Relajan, estimulan zonas no genitales y ayudan a volver al cuerpo desde el goce, no la presión. - Velas de masaje o aceites sensuales
Acto íntimo que no necesita “rendimiento”. Solo respiración, contacto y ternura. - Vibradores externos suaves como Cesar Mini Piero o Wooomy Smacker
Diseños delicados, cero invasivos, que permiten jugar sin presión de alcanzar un clímax. - Huevo Vibrador Palpitation
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💌 Tu deseo no tiene que justificarse
Si tu deseo cambia, no estás rota.
Si ya no deseas como antes, no estás fallando.
Si no sabes cómo desear, no eres menos dignx de placer.
Tu cuerpo no es un proyecto roto a reparar.
Es un territorio que merece respeto, escucha y paciencia.
“Entre tus pausas también hay belleza.
Entre tus silencios también hay placer.
Entre tus ciclos también hay fuego.”
— Amor&Carmesí
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